sábado, 28 de junio de 2008

jueves, 26 de junio de 2008

domingo, 22 de junio de 2008

Arrivederci!!!!

Esperemos que a partir de esta noche cuando hablen de la maldición de los cuartos sólo pensemos en esto.

Editado para decir:
¡¡¡CHÚPATE ESA MARISA NARANJO!!!

sábado, 21 de junio de 2008

miércoles, 18 de junio de 2008

Mola


Más aquí.

A Cyd Charisse con reverencia


Hubo un día en que decir "piernas" era sinónimo de Cyd Charisse.
Pero me juego una capa de invisibilidad a que hoy ni siquiera encuentras un hueco en los informativos.
A pesar de ello, alzo mi copita de Campari por tí (con acento) y por los buenos tiempos.

lunes, 16 de junio de 2008

El empezose y el acabose

No se que me alucina más si esto (ahora me explico esta devoción de las lesbianas por Amaral y las velas aromáticas) o esto (que todavía me acuerdo del día que Concha Velasco la presentó en su programa: "y aquí os dejo con nuestra representante en Eurovisión: Nelly").

domingo, 15 de junio de 2008

La chica del domingo: Hoy Sharon Small, Shelley Conn, Sarah Parish y Orla Brady


Hoy es el día "Mistresses" porque he reservado su último capítulo para degustarlo esta noche, como la primera nuez del invierno.
Esta serie de la BBC que sólo tiene seis capítulos, pertenece a la categoría de cosas que no quieres que se acaben nunca, y no precisamente porque todo sea algarabía y felicidad, porque vive yavhé que las chavalas lo pasan fatal.

Las protas son cuatro:

Trudy (Sharon Small) es ama de casa y tiene dos hijas, su marido trabajaba en las torres gemelas el 11S y desde entonces la mujer no levanta cabeza, en el primer capítulo, recibe una jugosa indemnización, un millón de libras y las lúbricas y tiernas miradas de un vecino, también solitario. Aquí el espectador acostumbrado a las tramas americanas empieza a dejar volar su imaginación con “este sólo va por el dinero” o “este es el marido que ha fingido su propia muerte por un tema de desfalcos y se ha reconstruido el careto en Marrakech” (esto último lo pensamos los más fans de Bruckheimer”). A partir de ahí, Trudy tiene que enfrentarse a los verdaderos problemas de la vida: ¿como me voy a la cama con alguien con estos michelines? y, ¿si sólo me he acostado con un hombre en toda mi vida como se si lo hago bien?
Trudy es tierna y creíble como sólo una mujer inglesa puede serlo y todo el tiempo queremos que le vayan bien las cosas.

Jessica (Shelley Conn) es la más joven y deshinibida, trabaja en una empresa de eventos y tiene un semirrollo con su jefe casado, cosa que a ella la trae más bien al pairo porque está más al tema del folleteo y la despreocupación en general. Uno de los eventos en los que trabaja es una boda lesbiana, y una de las contrayentes, la atractiva Alex (que voz, dios mio, bendita sea la VOS) le hará replantearse un par de cosillas. Jessica es un poco hindú y un mucho guapa y como somos frivolos a la par de sentimentales, también queremos que todo le salga bien.

Katie (Sarah Parish), si lo de Jess es la despreocupación, lo de Katie es el drama en estado puro. Su amante (casado), enfermo terminal acaba de fallecer después de que ella le haya proporcionado un empujoncito eutanásico y ahora tiene que enfrentarse no sólo al duelo silencioso sino también al atractivo hijo de su amante que llega haciendo preguntas. Katie es el personaje que más nos hace sufrir pero la queremos igual porque es preciosa y las pasa canutas.

Siobhan (Orla Brady), a esta también le pasan cosillas, pero durante todo el tiempo uno sólo puede pensar ¿esta tía tiene 47 años? y ¿de que me suena su cara?. A lo primero: sí, los tiene y a lo segundo: es la exmujer de “Shark”.
Siobhan tiene un marido muy majo que sólo piensa en tener hijos, y por y para ello se pasan el día chingando con el mero objeto reproductivo, lo que lleva a la hermosa dama a preguntarse si es algo más que una macetita de terreno fértil y, que mejor lugar para encontrar la respuesta que un atractivo compañero de trabajo que le pone las peras a cuarto y la hace sentirse el hermoso trocito de carne que todavía es.
El mero hecho de que Orla Brady se conserve facialmente tan estupenda ya nos hace amarla pase lo que pase.

Estoy contando las horas para ver el sexto y último capítulo, y cualquier espectador ávido de nuevas y poderosas sensaciones no dudará en ponerla en su lista de próximos visionados pero ya.

domingo, 1 de junio de 2008

La Chica del Domingo: hoy Diana Quick


El primer amor fue Gemita. Se sentaba en el pupitre de delante y comía gomas de borrar. Como era rubia, de ojos azules y hermosa como las alas de un ángel, yo, para cautivarla, me compraba gomas de borrar de aromas cautivadores. Teníamos cuatro años y ya sabíamos algunas cosas sobre el chantaje emocional.

La siguiente fue Julia Flyte, la protagonista de "Retorno a Brideshead". Julia era morena y más bien feucha, o lo que ahora definiríamos como "interesante", y tenía un aspecto mezcla de judía ortodoxa y Sandra Bernhard. Pero a mi me encantaba, y me descubrió que si hay algo mejor que una rubia angelical es una morena complicada. Todavía no podía ni imaginarme cuanto iban a gustarme después las pelirrojas.

No se muy bien las temáticas en las que estaba envuelta porque yo no tenía ni diez años y mi madre no comulgaba muy bien con el homoerotismo que respiraba la legendaria serie. (Si la pobre hubiese sabido con qué ruedas de molino iba a comulgar unos años después no se habría perdido ni un capítulo, pero por entonces ella no tenía mucho concepto de Gemita y las deliciosas gomas de Nata.). Pero, incluso sin tener la más remota idea de a que se dedicaban ella y los atildados Anthony y Jeremy, me parecía increíblemente atractiva y refinada. Y por supuesto fantaseaba con Brideshead y siempre que tenía ocasión incluía la serie en los juegos del recreo, entre "Los Ángeles de Charlie" y "La batalla de los Planetas". La verdad es que todo lo que se dice del mundo infantil y su imaginación es poco. La misma niña que un día era Princesa y otro Sabrina, se transformaba en Charles Ryder sin pestañear. Y nadie se cuestionabla nada. Una maravilla.

Años después, (las redes sociales todavía no eran ni un sueño) tuve el libro en mis infantiles manitas y el disgusto al descubrir que Evelyn Vaugh era un hombre fue tan grande que lo azoté al limbo de los libros que uno no voy a leer nunca, con "La montaña mágica" y "Bajo el volcán".